25 de febrero de 2014

Religiones y pecados.

¿Crees en algún Dios?

¿Yo? Yo era ateo. Por no creer, no creía ni en mí. Renegaba de dioses de todas la religiones, y mucho más de las politeístas. ¿Quién se tragaba eso de que en un monte vive una familia de dioses que procrean todos con todos y para más inri bajan a la Tierra a follarse a cuatro humanos tontos por capricho y que nacieran semidioses? ¿Quién era capaz de pensar que había en algún lugar alguien todopoderoso que es el responsable de nuestra vida? ¿En serio se creían que solo una puta persona pudo comunicarse con él para contarnos 'sus leyes'? Venga, por favor...

¿Por qué hablas en pasado?

Porque un día, en mitad de mi caos personal y mi poca fe en mí mismo, apareció ella.

¿Quién?

Para mí, una Diosa, desde luego. Solo con su sonrisa era capaz de que brillara el sol en un día nublado. Su caminar mareaba a todo el que la miraba. Todos la conocían, pocos hablaban con ella. Tenía el poder de hacerte feliz con solo dedicarte una sonrisa. Un ser superior. Con más leyes y pecados tasados en su piel que los que recoge el Corán y más mandamientos en su ombligo que los de la Biblia. Le rezaría a su Meca porque no se fuera de mi lado e iría todos los Domingos a su Iglesia para limpiarme los pecados cometidos en su culo. Y si te soy del todo sincero, si me porto bien en esta vida me quiero reencarnar en el lunar de su clavícula, con las mejores vistas de todo su templo. Le escribiría todo el Tanaj con la lengua en su hueso de la cadera izquierda. Ella tiene un pedacito de cada religión, y como buen 'cristianoislámicobudistajudío' que soy, creo en ella como ella cree en mí. Mira por donde, que recuperé hasta la fe en mi persona y con ella a mi lado me veo capaz de todo. Todo hombre es ateo hasta que conoce a su Diosa. No sé si ya has encontrado a la tuya, pero ¡joder! si lo haces venérala como si te fuera la vida en ello.

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