29 de septiembre de 2015

Dermatilomanía

Hola a todos. Mi nombre es Ana y sufro dermatilomanía. La mayoría de vosotros no sabréis de qué se trata esta enfermedad, pero aquí estoy yo para que sepáis algo de mí en un sentido más serio. 

La dermatilomanía es un trastorno de control de impulsos caracterizado por el impulso repetitivo de rascar, pellizcar o excoriar la propia piel y que suele provocar lesiones cutáneas. Mucha gente lo asocia a un TOC (Trastorno obsesivo compulsivo), cosa que, personalmente, no descarto. En mi caso, se concentra en las piernas y en la cara. Por suerte, lo de la cara lo superé hace un año.

Cualquiera que me conozca bien y haya visto con detenimiento mis piernas sabe que algo pasa, que no es normal llevar tantas heridas. 

Todo comenzó en la adolescencia. La mayoría de mis amigas no tenía ni una imperfección en la cara, ni una espinilla, si a caso algún granito menstrual de esos que ya sabéis que son tan puñeteros. Pues bien, a mí no se me ocurría otra cosa que para verme mejor era pellizcarme la cara. Me explotaba los granos hasta que salía sangre (cosa que daña dermis pudiendo dejar marcas) y quitándome espinillas antihigiénicamente. Por mucho que mis padres o mi tata, que es esteticista y entiende del tema, me dijeran que eso no me iba a traer más que problemas, no hacía caso. No es que no hiciera caso, es que no lo podía evitar. Mi deseo por tener una piel libre de granos y espinillas era desmesuradamente desesperado. Hasta que se convirtió en un hábito.
Siempre, absolutamente siempre, tenía en la cara alguna marca. Hace un año que lo superé gracias a mi madre que se deja un pastón en cremas para controlar el sebo de mi piel, exfoliantes contra las espinillas y un largo etcétera de productos que me han ayudado a mejor el aspecto de la misma.

Con el tiempo el problema pasó a las piernas, pero por otros motivos. Me depilaba con crema depilatoria y todo iba bien. Hasta que empecé a depilarme con cera y maquinas estilo Silk Epil. Mi vello empezó a debilitarse por lo que le costaba atravesar la epidermis para salir y comenzaron a hacerse quistes e infectándose.

Volvemos al tema de las féminas de mi entorno: Todas con las piernas como la seda. He de añadir que esta fue una mala época personal para mí, por lo que pudo ser un detonante de mi segunda dermatilomanía localizada. Empecé a pellizcarme la piel para deshacerme de mi problema. Esto llegó a tal punto que me seguía pellizcando hasta cuando no había nada. A veces, incluso con ayuda de unas pinzas o alfileres esterilizados. Suena tal y como es. Triste.

Tuve un par de años a alguien que me motivó a no hacerlo más, pero no podía parar. Ya es mucho tiempo el que llevo sufriendo esta enfermedad. Y por mucho que alguien me diga: ‘Para, ¿no ves que te estás haciendo daño a ti misma sin solucionar nada?’; no funciona. Sigo arañándome, rascándome y pellizcándome la piel. Alguna temporada más, otra menos. Espero algún día poder superarlo como ya lo hice una vez.

Así que, si alguien me ve alguna vez las piernas y se pregunta por su aspecto,  ya sabéis a qué se debe.

Gracias por leerme como siempre y un abrazo a todos aquellos que se preocupan por mí. 



Y si queréis saber más sobre este trastorno, googleadlo- que para eso está.

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