13 de febrero de 2011

Amitié ou amour?

Es cierto que para enamorarte de una persona se necesita tiempo, mucho tiempo incluso. Para conocerla bien, saber sus más y sus menos. Pero, ¿a qué también es bonito que te guste una persona a la que no conoces a penas aunque veas diariamente, que ni siquiera conoceis vuestros nombres, solo pequeños fragmentos de una vida anónima que surgen de una conversación inesperada? Pues sí, es increible esa sensación que se siente cuando lo ves a lo lejos y se dibuja una sonrisa en su cara cuando se da cuenta de tu presencia, alegrándote a ti al mismo tiempo porque se alegra de verte, y no duda en saludarte eufóricamente agitando su mano. Solo estás segura de que es mayor que tú, bastante mayor, unos diez años más o menos, se nota en las facciones de su cara, porque no tiene cara de niño, sino de hombre. Y se acerca, te da dos besos y hueles su perfume. El mismo de todos días. Ese que conoces tan bien porque cuando se te acerca no puedes evitar olfatearle. Él, que no puede evitar tocarte el brazo cuando te habla a la cara, porque necesita contacto contigo, porque le transmites seguridad, porque se siente escuchado, porque no es solo una cara bonita con un cuerpo de escándalo. Es él mismo. No tiene miedo del que dirán cuando está contigo. Te sigue hablando mirándote a los ojos. Porque al fin y al cabo, de la manera que se siente es totalmente normal, no os conoceis, al menos es lo que parece. Pero es posible que tu sepas cosas de él que nadie más llegará a saber nunca. Como por ejemplo, que está cansado de relaciones esporádicas y que quiere a una chica a la que poder pasear por la calle Mayor, que quiere encontrar a esa mujer, a la mujer de su vida. Y te mira a ti, profundamente. Y sientes un escalofrío. Pero no piensas en segundas porque eres muy inocente y no quieres hacerte falsas esperanzas, aunque esa sonrisa tonta incrustada en tu cara el resto del día no te la puede borrar nada ni nadie. Y te vuelve a acariciar el brazo, pidiendote el último beso del día, en la mejilla, inocente,sin embargo más íntimo y sincero, y te mira con ojos alicaidos porque os teneis que despedir. Hasta mañana, que quizás lo veas, o quizás no. ¿Qué más da? Deja que las cosas sigan su curso.

No hay comentarios: