20 de marzo de 2011

Confesiones de una mujer enamorada $

Ayer me volví a sentir feliz, pero de verdad. Como cada vez que estoy con él. Le quise, le quiero y le querré. Aunque con esto me quedo corta.

Siempre ha habido algo especial entre nosotros, aunque lo dejamos en una grandísima amistad. Tuve un oportunidad de estar con él. Pero me pudieron sus antecedentes. Pensé que iba a ser otra más, otra a la que tachar de su larga lista, otra con la que estaría una semana y se iría con la primera que pasase que le gustase más que yo. Será por mi inseguridad o mi desconfianza. No lo sé. Pero esta situación me está matando. Tiene novia estable y lo peor es que fue la que vino después de mi rechazo. El destino me ha castigado. Me está haciendo sufrir hasta el punto de querer morir ya, con tal de no volverlo a ver en brazos de otra. Sin embargo, cuando volvemos a estar juntos, es como si mi mundo se parase. Se me olvida que estamos rodeados de una avalancha de gente que viene y va. Cuando me abraza ya no tengo miedo, me siento protegida por una muralla construída a mi alrededor por sus músculos. Me inmerso en una calma tan profunda y tan difícil de describir... Y me susurra un te quiero al oído y después me besa el cuello.

Me basta, con eso ya soy feliz. No me importa que no sea mío. Bueno sí que me importa. Pero dentro de lo malo, esto es lo mejor que tengo. Y si me faltase algún día, la verdad es que no sé qué sería de mi. No lo sé, ni lo quiero pensar, y mucho menos imaginármelo.

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