12 de enero de 2012

Sweet temptation

Eres esa tentación que me provoca sin quererlo. Esa manzana prohibida que mis dientes piden morder. Si fuera diabética, tú serías mi azúcar. Un novato a quien enseñar ese arte que tan poco dominas.

Y un guiño, un abrazo, un beso, una caricia, una mirada, una sonrisa. El mínimo gesto por su parte te hace sentir un escalofrío que comienza en la parte baja de la espalda y que sube hasta la nuca erizando la piel de todo tu cuerpo. El deseo te invade, se cuela por cada poro de tu cuerpo y te recorre las venas desinhibiendo todos tus instintos más básicos.


Él es así. Algo que quieres, que deseas a más no poder; pero que no puedes, no debes. Está mal y por eso no dejará de gustarte.

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