9 de junio de 2011

harder than love.

1. JOSEPH



Su pequeño amuleto no para de bailar entre sus dedos curtidos. Mantiene la mirada fija hacia el frente. Agacha la cabeza un segundo y analiza la goma del pelo que tiene en sus manos. ¿Cómo una cosa tan simple y común significa tanto para él? Sencillo. Pertenecía a la persona que más quiere en el mundo. Un día más se levanta de aquel viejo banco de madera desilusionado. No está. No puede venir. Pero le es imposible de asimilar.



Sale de la estación de trenes. Abre una pequeña cajita de metal, saca un mechero y un cigarro y lo enciende. Otro día más, sin ella. Inhala el humo que llega hasta sus pulmones y lo deja salir lentamente por su boca. Otra calada. Echa la cabeza hacia atrás y esta vez lo suelta formando círculos perfectos. Práctica. Demasiada.



Con paso vago comenzó a caminar, y cuando se quiso dar cuenta había llegado a Campo Grande. Se sentó en un banco, se encendió otro cigarro y se quedó allí un buen rato, dejando que su mente sobrevolase la ciudad y llegase a 644 kilómetros dirección sureste. Allí quería estar, o que ella estuviese allí, en aquel banco, sentada a su lado contándole sus cosas, y él protegiéndola entre sus brazos. Su pequeña. Habían pasado ya nueve meses desde la última vez que la vio, más radiante que nunca, guapa, bronceada después de un verano sin verla, más delgada incluso. ¿Cómo estará ahora? ¿Qué estará haciendo? ¿Cuándo la volveré a ver? Y la que más le preocupa ¿Se acordará de mí a diario? Preguntas sin respuesta que invadían su mente cada día.


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