Have fun.

- Somos muy mayores para hacer esto.
- ¿Pero qué dices, tonta? Si somos unos críos de veinte años. ¡Vamos!

No hace falta mucho para convencerme de hacer locuras.

- Hola, dos entrada por favor.

Coge los tickets y nos ponemos a la cola. Tiene razón será divertido. Nuestro turno. Él entrega el par de billetes rosas al taquillero, quien con mirada extraña nos escruta, aunque al final se torna nostalgica y nos sonríe, probablemente recordando las locura que solía hacer con su novia a nuestra edad. Nos descalzamos, subimos y empezamos a saltar cada uno en cada cada cama elástica. Casi nadie nos mira, todavía.

- ¡Eh, mira lo que sé hacer! - y da una voltereta en el aire hacia  atrás.
- No te flipes. Pero yo fui dos años a gimnasia rítmica cuando era más pequeña. Atento. - Hago un tibaruzón hacia adelante y recupero la verticalidad. - A ver si lo superas, pringado.- Y le saqué la lengua cual niña de diez años.

Nos reimos, mucho, muchísimo, más todavía. Lo mejor, cuando se le rompió al pantalón al intentar hacer un salto con las piernas abiertas y tocarse la punto de los pies.

Se nos acaba en tiempo y tenemos que bajar. Me lleva todo el tiempo a coscoletas, con una mano aferrada a él y otra sujetando mi algodón de azúcar. Me encantan las ferias y cuando es en buena compañía más.