25 de febrero de 2013

Como si pudieras...

En el punto más alto de la ciudad. Donde todo resulta pequeño, insignificante, y tú, tú te sientes poderoso con todas esas luces diminutas a tus pies.
Como si desde ahí arriba pudieras controlar todo lo que sucede;
como si pudieras ver y conocer fragmentos de las historias de todas las personas;
como si pudieras cambiar lo que se te antoje de lugar;
como si pudieras poner orden;
como si pudieras apagar las farolas con el pulgar y el índice humedeciéndolos con la lengua previamente, como si de una llama de vela se tratara, para dejar a oscuras a una pareja buscando intimidad entre tanta claridad;
como si pudieras soplar y que una ventolera azotase a las calles y solo hubiera refugio en los callejones perpendiculares;
como si pudieras llorar y que una gota fría inunde cada rincón;
como si pudieras pegar un pisotón en el suelo y un terremoto se provocase bajo tus pies;
como si pudieras TODO.

Sentirte grande. Así, sin más. Capaz de cualquier cosa. Y gritar muy fuerte, expulsar el alma por la boca, desinflarse y renovar todo tu interior con aire nuevo.


No hay comentarios: