Y otras noches contigo.

Recostada en el sofá con su sudadera favorita y ropa interior, con los pies encima de la mesita y la cabeza echada hacia atrás. La invaden unos labios húmedos que generosamente le regalan un beso cálido en la frente mientras cierra los ojos. El chico le tiende una copa de vino tinto que ella acepta incorporándose con una sonrisa. Él rodea el sofá y se sienta a su lado. Con las mismas le arrebata la copa de las manos.

"Va, ya basta de beber. Suelta eso y coge esto." 

Le pasa el mando de la Play Station con brusquedad y una sonrisa burlona.

"Vamos, tardona, que la partida ya ha empezado y vas a perder."

Se sobresalta, y aunque se esfuerza, efectivamente pierde. Suelta el mando con desprecio y agarra la copa con ambas manos echándose hacia atrás. Da un sorbo, no le da tiempo a más.

"Pero no te piques, fea."

No lo está.

"Déjame."

Ceño falsamente fruncido. Le vuelve a quitar la copa de las manos dejándola a tientas en la mesa, sin apenas mirar. Abalanzándose sobre ella.

"¿Quieres dejar de quitarme mi vino?"

Intenta apartarse pero... ¿para que volverlo a intentar si ya sabe como acaba siempre? Sin poderse enfadar con él, sin ni siquiera tener un pique. Siempre termina arrancándole una sonrisa. Y las bragas. Y una carcajada. Y un suspiro tras otro provocado por cada caricia, cada beso, cada 'Preciosa' susurrado al oído.

~ Malditas sus manos en el preciso instante en que apresaron mis muñecas por encima de la cabeza y me devoró el alma de un solo beso, terminado en un mordisco tan feroz que casi podía sentir el sabor dulce de la sangre al pasar mi lengua por donde aún sentía sus dientes atrayéndolo hacia él.
Piensa ella.

~ Benditos abrazos alrededor de mi cintura con sus kilométricas piernas, que me atrapan y no me dejan apenas libertad de movimiento, haciendo un nudo con sus pies en sus tobillos para no dejarme escapar nunca.
Piensa él.

~ Qué manera tan genial de compartir nuestras noches. Vídeo juegos, vino y sexo.
Piensan ambos.