-Mamá, si el laurel lo cura todo, ¿también sirve para los corazones rotos?
La mira, con la mirada más tierna que puede ofrecer una madre a su pequeña hija.
-No, cariño. Es terapéutico, pero no hace milagros.
La niña, algo alicaída, baja la cabeza y se oculta tras su larga melena morena. La madre apartando el cazo del fuego, la ve triste, decepcionada por su respuesta.
-Pero, ¿sabes qué es bueno para los corazones rotos?
Vuelve a su rostro ese brillo de esperanza.
-¿Qué?
-El tiempo. El tiempo lo cura todo.Y chocolate. Mucho chocolate. Toneladas de chocolate.
La niña sonríe, y ella ¿qué iba a hacer si no? La abraza. Porque no hay nada más reconfortante que el abrazo de una madre.
El amor de madre está infravalorado.
1 comentario:
pero que bonito!
Publicar un comentario