15 de octubre de 2013

Mi pequeña.

No acostumbro a hacer esto pero..

Hace una semana fue el cumpleaños de mi hermana. Esa gran fuente de energía que me contagia sonrisas cuando estoy plof. Ese foco de luz en mi vida que no me abandona en la lúgubre oscuridad. Ese colchón que me protege cuando caigo evitando que me rompa un hueso, o peor, el corazón. Ese dedo que me frena las lágrimas. Ese abrazo en el momento ideal. Esa locura espontánea que hace sentirme viva. Esa frágil y cristalina criatura que siento que debo proteger pase lo que pase. Esa chispa de inocencia esporádica y maliciosa juventud. Esa mirada que equivale a una larga conversación, y que increíblemente entiendo. Esa canción que no me quito de la mente, que me persigue, que me encanta escuchar una y otra vez por lo que me recuerda. Esa pequeña persona que no me falla nunca, que estoy tan absorta en mi jodida vida que ni me percato de ello, hasta que me doy cuenta de que aún cuando egoístamente desconecto el Internet del móvil porque estoy cansada de todo, y lo vuelvo a conectar veo un WhatsApp suyo. Y sonrío. Y pienso en que técnicamente "no he estado ahí" y me siento como una mierda llena de moscas. Reflexiono y recapacito que no es justo. No es justo ser egoísta con una de las personas más importantes de mi vida. Mi corazón grita: "Cuéntale lo que te pasa, no te cierres. Ella te comprenderá y lo sabes. Siempre lo hace."

Siento una gran necesidad de decirle lo importante que es para mí. Y eso he pretendido hacer hace un párrafo. Gracias por ser mi hermana y portarte como tal. Te quiero, pequeña.


No hay comentarios: