22 de mayo de 2014

Desnuda.

Me desnudó.
Rápidamente.
Ni un mes tardó.
Me desnudó con sutileza. Con confianza. Con cariño.
Como quien ya no existe.
Me desnudó hasta el último recuerdo. Hasta la última anécdota vergonzosa. Hasta los últimos momentos que no quería rememorar.
Me desnudó y por primera vez me sentí desnuda. Más que cuando no llevo ropa.
Me desnudó sin saber que mi alma llevaba más capas de tela encima que si viviera en Londres. Y siguió, hasta el final.

No hay mejor sensación que sentirte desnuda y protegida a la vez ante alguien. Y conservando el atuendo que lleves ese día.

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