31 de enero de 2013

Corazón por fascículos.

He roto el trato. Lo siento, cielo. Te suscribiste a mi corazón. Ya has completado la colección. Se acabaron las entregas nocturnas. Ahora si quieres rómpelo y me lo devuelves de la misma forma en la que te lo entregué. Por fascículos. Para verte más de una vez y nos follemos como forma de pago.


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Otra vez aquella esquina de su cuarto, donde se encontraba la cama. Otra vez acurrucada en ese sitio que tantas veces había sido testigo de su tristeza. Agarrada a sus rodillas, con la cabeza enterrada entre ellas. Sus lágrimas brotan de los ojos como si de una fuente se tratara. No llora. Se niega a llorar. Pero las rebeldes gotas saladas cristalinas se escapan de sus lacrimales como un mujeriego escapa del amor.

¿Qué te pasa, pequeña? ¿Por qué dejas fluir ríos salados por el cauce de tus mejillas? ¿Quién te hace sentir así, tan fría, tan inestable, tan vulnerable, tan débil y delicada?

Cupido. Ese maldito hijo de puta.

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