27 de mayo de 2013

AmorAmor sin ser de Cacharel.

¿Hay vida después del amor?



Que a los corazones errantes - y errados y estrellados y reconstruidos - nos preguntan que por qué siempre hablamos del amor. De cualquier tipo de amor.

Del amor que duele.

Del amor que da vida.

Del amor que te pega una patada en la cara.

Del amor que te inyecta un chute intravenoso de felicidad continua.

Del amor sin pudor.

Del amor que se derrocha.

Del amor silencioso.

Del amor que se hace.

Del amor que se escribe para revivirlo.

Del amor que se palpa como un bonito culo.

Del amor, en sí, en su máximo esplendor.


Hablar de toda clase de amor es un lujo que tenemos los que lo hemos sufrido, los que lo hemos llorado, los que lo hemos reído, los que lo hemos odiado, los que lo hemos desperdiciado, y los que - y doy gracias por ser una de este grupo- lo estamos disfrutando hasta perder la cabeza.



El amor siempre está presente, aunque nos neguemos a reconocerlo o aceptarlo.

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