21 de septiembre de 2013

¡Kaboom!

~ ¿Qué esperabas de una joven veinteañera que lee a Bukowski sobria, desnuda y casi a oscuras? Es como una bomba de relojería con ningún cable rojo que cortar en el último segundo.

Y aún sabiendo eso, se esmeraba en intentar dominar esa asalvajada mente que le hacía volverse más loco si cabe. ¿Por qué? Ni él lo sabía. Solo quería que dejase de pensar que todo se reducía a sexo y dolor, -parafraseando a Bukowski- a hacer el amor en mitad de la tristeza. Que había muchas más cosas que catar en la vida y las diferentes formas de hacerlo.

~ ¿Qué esperabas de un joven veinteañero que lee a Nicholas Sparks con una caja de pañuelos a su lado que solo se empapan de unas cuantas lágrimas rebeldes? Es como un sentimiento sin bozal y con ansias de morder corazones.

Y aún sabiendo eso, se esmeraba en asalvajar esa mente románticamente domesticada que la hacía volverse más loca si cabe. ¿Por qué? Ni ella lo sabía. Solo quería hacerle ver que no todo en el mundo lo movía el amor, había otros colores aparte del rosa y que éste rara vez se presentaría en su vida. Que tenía que estar preparado para no darse de bruces contra la cruda realidad.



Resulta sencillo apreciar a simple lectura que ambos se complementan, que a pesar de los diferentes ideales que poseen, tienen algo en común. Que son un par de almas libres, vulnerables entre sí, fuertes ante los demás y lo peor de todo, que se aman tan brutalmente que ella ha aprendido que puede ser feliz e incondicionalmente amada; y él que puede tener un calentón en mitad de una tragedia personal. Pues vaya, cómo cambian los papeles cuando dos polos opuestos están destinados a fusionarse, ¿no?




"Examinar tu propia mente es lo peor que puede hacer un loco." -Bukowski

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