Pero más noches.
Que las madrugadas cuentan por dos si se está en la mejor compañía.
Bebiendo. Riendo. Hablando. Sonriendo. Conociendo. Mirando.
Da la vida.
Como coger aire puro a la máxima capacidad de tus pulmones y soltarlo. Como escuchar tu canción favorita en bucle a tope de volumen con los auriculares puestos. Infravaloramos un abrazo intenso en el momento más adecuado cuando nos lo dan. Luego lo pensamos y nos arrepentimos de que no hubiera durado 5 minutos más. O 5 horas. O 5 vidas. Porque a este ritmo, amigos, me hago inmortal si es cierto eso de tener a alguien con quien hablar, con quien reír, con quien ver una película que no le gusta a nadie más, con quien sacar a relucir tu pliegue en la comisura izquierda cuando sonríes, con quien compartir gustos y odios, con quien pasar el rato simplemente y sin preocupaciones encima, da vida. Tatuándonos recuerdos que valen más que mil amistades anteriores. Hay personas que marcan la diferencia.
¿Madrugueamos?
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