18 de marzo de 2015

Felina

Me retuerzo cuando me acarician.
Me lamo las heridas.
Me afilo las uñas en corazones de piedra,
y los colmillos en los blandos.
Me estiro, me desperezo, me tumbo en el canto de una sonrisa.
Me acurruco en sitios calientes.
Me voy sin avisar.
No hago caso.
Échame de menos cuando desaparezca.
Quizás me atropelle un latir desbocado
y no vuelva a casa por perseguir mariposas de estómagos ajenos.



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