9 de junio de 2015

Las mujeres como yo

Siento que puedo con todo con solo rozarle.
Que podría escribirle un poema debajo del ombligo con mis dedos.
Si se deja.
Contar estrellas sin mirar el cielo.

Y me mira.
Y me siento más mujer.
Y me sonríe.
Y me siento más niña.

Que podría bailarle canciones que no me gustan,
con tal de seducirle o hacerle reír.

Aspirar su humo. 
Y que no me mate el tabaco,
y que me mate él.

No le conozco.
Y quiero.

Supongo que será tímido, y que le gusta escuchar música a todo volumen, como al que menos. Y quizás así se sienta igual de enorme que yo cuando me habla. A lo mejor, no le gusta contar historias, pero lo hace. Quizás me lea porque puede que a veces hable de él, y hasta quizás le agrade verse reflejado en alguna prosa de mierda de las que yo escribo.
Puede ser que le guste el calor. O, tal vez, el frío. Nunca le he visto de manga larga y me desquicia no saber qué significa. Y bueno, está jodidamente bueno. Guapo. Pero un guapo de esos que no lo sabe y lo es aún más por ese motivo. 

Pero no le conozco.





Yo aquí venía a hablar de mí.
Y no.
Qué ruina.

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