14 de julio de 2016

Como si fuera ayer.

Aún recuerdo la primera vez que te vi.

Mi ceño se frunció y me provocaste una mueca algo parecido a una media sonrisa. Te miré extrañada porque no te conocía. Y te conocí. Conectamos de una manera peculiar: asqueándonos del comportamiento de alguien. Nos miramos y nos reímos.

Esa fue la primera vez que pensé que tenías algo especial.

Hace escasamente dos meses hicieron 4 años desde ese día.

Después nos divertimos, hablamos, reímos, quedamos.

Como si fuera ayer, oye.

Iban pasando los días y siempre deseaba verte, abrazarte, protegerte, hacerte reír.

Me dabas sorpresas, me regalabas cosas que ni eras consciente, compartíamos secretos, corríamos como Phoebe, eramos cezys. Con el tiempo te llegué a llamar hermana. Mi pequeña golfa. Mi ojito derecho. Mi Lavigne. Mi amazona.

Y sí, recuerdo esto con nostalgia porque muchas de mis mejores locuras han sido a tu lado.
No sé porqué escribo esto (como la mayoría de las veces que lo hago), pero sí sé lo que pretendo, lo que siempre he hecho: hacer sonreír haciendo la medusa cachonda.




Te sigo queriendo como siempre y como nunca.

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